Revista de Investigación Científica y Tecnológica Alpha Centauri
adecuada, en este tipo de inteligencia, que permita a los
discentes obtener un desarrollo óptimo no solo a nivel
académico, sino en su formación integral.
Ahora, el primer objetivo específico de este trabajo
académico fue determinar cuál es la relación entre la
dimensión atención emocional y la variable rendimiento
académico en los estudiantes del último grado de
secundaria en una IE pública de Tumbes, 2024. Tras la
aplicación del instrumento ya mencionado y el posterior
análisis de los resultados obtenidos, se halló que no existe
relación entre la dimensión señalada y la variable
estudiada, ya que se obtuvo que p>0.05 (0.282). Ante lo
señalado, Fontanillas-Moneo et al (2022) validan
parcialmente este resultado, ya que, en su estudio, en el que
utilizaron un instrumento similar al de este trabajo,
demostraron que sí existe relación entre la dimensión
atención emocional y la variable rendimiento académico,
aunque destacaron que esta era significativamente baja. Del
mismo modo, tal y como lo señala el estudio realizado por
Sánchez et al. (2021), la dimensión atención emocional está
relacionada con el rendimiento académico, puesto que los
estudiantes con más bajas notas tienden a no desarrollar
adecuadamente esta dimensión y del mismo modo ocurre
con quienes obtienen mejores logros académicos, quienes
sí poseen un nivel adecuado de desarrollo de esta
dimensión de la inteligencia emocional. A diferencia de los
estudios ya señalados, resultados opuestos obtuvieron
Antonio-Agirre et al. (2019) en su estudio: la dimensión
atención emocional, a diferencia de las otras dos que
componen el instrumento utilizado, guarda una relación
negativa con respecto a la variable rendimiento académico.
Situación semejante evidencia el estudio realizado por
Escamilla et al. (2021), en donde se establece que esta
dimensión es la que guarda menor relación con la variable
estudiada. En consecuencia a lo señalado, vale recalcar que
no se ha logrado demostrar que exista un relación directa o
al menos significativa entre la dimensión atención
emocional y la variable rendimiento académico. Si bien es
cierto, los estudios realizados al respecto no son
concluyentes y muestran resultados divididos, en la IE
pública de Tumbes, en donde se realizó esta investigación,
los resultados sí fueron evidentes: no existe relación entre
la dimensión señalada (atención emocional) y la variable
estudiada (rendimiento académico).
Como segundo objetivo específico de esta investigación se
tuvo el establecer si existía una relación directa entre la
dimensión claridad emocional y la variable rendimiento
académico en los estudiantes de quinto grado de secundaria
en una IE pública de Tumbes, 2024. Luego de la aplicación
del test TMMS-24 se procedió con el análisis concienzudo
de los resultados y se concluyó que no existe relación entre
la dimensión estudiada y la variable rendimiento
académico, ya que se obtuvo que p>0.05 (0.184). Tomando
en cuenta esta conclusión, se puede mencionar que los
resultados obtenidos difieren totalmente del estudio
realizado por Ramos-Vera et al. (2023), en donde
establecieron que sí existía una relación estrecha entre la
dimensión estudiada y la variable propuesta, empero,
resulta preciso señalar que en este estudio se midió
principalmente la motivación y la inteligencia emocional,
teniendo como un efecto colateral el rendimiento
académico. En este caso, tiene sentido que no se haya
encontrado una relación directa entre la dimensión claridad
emocional y la variable analizada, ya que el óptimo
rendimiento académico depende de muchos factores y no
todos tienen un efecto directo sobre él. De esta manera, los
estudios realizados por Moya et al. (2024) y Rojas et al.
(2020) validan los resultados obtenidos sobre la dimensión
claridad emocional: no guarda relación con el rendimiento
académico, e incluso los últimos hallaron una relación
inversa entre estos dos elementos de estudio. Ante lo
expuesto, se puede establecer que, si bien sí existe relación
entre la dimensión claridad emocional y la variable
rendimiento académico, esta no siempre es positiva o
directa, sino que su influencia sobre la variable de estudio
es relativa o inexistente. Situación semejante a los
resultados obtenidos en los estudiantes del último grado de
secundaria en la IE pública de Tumbes.
Finalmente, el último objetivo específico planteado dentro
de este trabajo de investigación buscaba establecer si había
relación entre la dimensión reparación de las emociones y
el rendimiento académico en los estudiantes del quinto
grado de secundaria en una IE pública de Tumbes 2024. Al
igual que las otras dos dimensiones, los resultados
obtenidos demostraron que no existe relación, ya que
p>0.05 (0.581). En este sentido, cabe mencionar que lo
señalado está estrechamente ligado a las conclusiones de
Mercader (2020), quien, en su estudio, estableció que la
dimensión analizada estaba asociada al rendimiento
académico, pero de manera irregular, ya que encontró que
estos resultados variaban dependiendo, entre otros factores,
del nivel de aceptación o gusto por las asignaturas de parte
de los educandos; es decir, la dimensión reparación de las
emociones (y no solo la dimensión, sino la variable en sí
misma: inteligencia emocional) no influía directamente
sobre el rendimiento académico. Lo mismo o semejante
señalan los trabajos de Moya et al. (2024), Sánchez et al.
(2021), Fernández y Cabello (2021), Rojas et al. (2020),
Brackett et al. (2019), Antonio-Agirre et al. (2019) y
Cabello et al. (2016), estudios que ya fueron explicados
anteriormente: las dimensiones de la inteligencia
emocional, por sí solas o en conjunto, no son un indicador
del rendimiento académico, sino que pueden influir si están
en contacto con otros factores más determinantes, como los
mediadores o la motivación. En conclusión, si bien los
estudios que se han tomado en cuenta para este trabajo